Fue tanto el éxito que tuvimos que repetir la función.
¡Pardiez! Don Juan, veamos, pues,
lo que hicimos.
¿Cuántos días empleáis en cada mujer que amáis?
Oh! Sí, bellísima Inés espejo y luz de mis ojos;
Llamé al cielo, y no me oyó, y pues sus puertas me cierra, de mis pasos en la tierra
responda el cielo, no yo.
Es imposible, en un momento
borrar treinta años malditos de
crímenes y delitos.
No me causan
pavor vuestros
semblantes esquivos jamás,
ni
muertos ni vivos, humillaréis mi valor.
Es el Dios de la clemencia,
el Dios de DON JUAN TENORIO.
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